Artículos y Noticias

Voluntarios son “ángeles” para migrantes en el desierto de Arizona

540 405 webstation

Rafael Larraenza Hernández conoce el sufrimiento de los migrantes. Llegó a estas tierras cruzando Texas, y por cuatro días camino por el árido desierto. Sintió calor, hambre, sed, pero lo logró.

“Soy de los afortunados que sí llegaron”, comentó con voz serena.

No todos los migrantes corren con la misma suerte, son miles los que han muerto intentando cruzar la frontera, por tal razón Rafael decidió fundar la organización Ángeles del Desierto, que brinda ayuda a las personas desamparadas en el desierto.

Durante sus travesías por el desierto de Arizona,donde acompañado de un grupo de voluntarios lleva agua y ofrecen ayuda los migrantes, se ha encontrado con situaciones tensas, asaltos, abusos, y también con gente moribunda y, en el peor de los casos, con cadáveres.

En tiempos de calor como estos se mueren alrededor de 200 personas, hubo una temporada que hasta 400 cadáveres recogían en verano, recuerdo que el médico forense del Condado de Pima, tenía que alquilar cajas refrigeradas de ‘trailers’ para guardar los cuerpos”.

Según cifras de la Oficina del Médico Forense del condado de Pima, durante el año fiscal 2015, que concluyó el pasado 30 de septiembre, recibieron los cuerpos de 119 inmigrantes, 10 más que en el 2014.

Rafael mencionó que Arizona es la frontera más utilizada para llegar a Estados Unidos, Douglas, Nogales, Phoenix, Yuma y Tucson, son Los destinos que reportan más decesos de migrantes.

“Entre el sector de Nogales, Sásabe y Sonoita se le conoce como el corredor de la muerte, que comprende desde Sásabe unas 50 millas hacia el oeste y luego todo hacía el norte, camino para Casa Grande y Tucson. Y el segundo paso es de Sonoita, hacia el este rumbo a Phoenix”, describió.

En esas zonas y las de Tohono, dijo, han sufrido asaltos y enfrentamientos con personas peligrosas, “es un lugar infestado de delincuentes”.

“Los inmigrantes también son víctima de atracos y violaciones. Aparte, las temperaturas llegan a los 120 y 180 grados bajo el sol, lo que es sumamente peligroso y sin agua, puede llegar a ser mortal”.

Esa fue la razón por la que Rafael hace casi 20 años se dedica a brindar ayuda a los migrantes, porque se cansó de ver tantas tragedias.

Rafael se coordina con diferentes grupos que trabajan en Arizona, California, Nuevo México y Texas, para brindarle ayuda a los migrantes por medio de Ángeles del Desierto.

Dijo que las personas que se quieran unir a esta noble labor se comuniquen al teléfono 619-864-4502.

Además, los que deseen donar dinero al grupo de rescate, ya que necesitan de reparación de vehículos, gasolina y otros apoyos, lo pueden hacer a la cuenta 6340489118 en Wells Fargo a nombre de Rafael Larraenza Hernández.

Junto a su esposa Mónica, fundó el grupo de rescate Ángeles Del Desierto 1997, y desde entonces trabaja con voluntarios para brindar apoyo a los desamparados que busca cruzar la frontera.

Siempre sereno, Rafael pide la ayuda de la comunidad para los migrantes, que alguna vez  como a él, les nace el sueño de cruzar la frontera.

Beatriz Limón
lavozarizona.com

Ángeles del Desierto, la esperanza de migrantes

660 440 webstation

Rafael Larraenza Hernández ya perdió la cuenta de las personas y cuerpos humanos que ha rescatado en los últimos 19 años en desiertos y montañas; lo único que tiene claro, dice, es que a diario recibe al menos tres llamadas de auxilio para rescatar migrantes de diversos países que se extraviaron en su camino a Estados Unidos.

En 456 meses ha acumulado innumerables historias y miles de kilómetros en recorridos que inició en California y extendió a Arizona y Texas, siguiendo el flujo de personas que por obtener un mejor nivel de vida se aventuran a zonas peligrosas por climas extremos, condiciones adversas de terreno y la presencia de grupos criminales o antimigrantes.

Ángeles del Desierto es el motor que Rafael encendió el 3 de marzo de 1997 al rescatar a una mujer y su hija que estaban extraviadas en la zona desértica de California. Había salido a caminar con un amigo y observó a lo lejos “dos bultos” que no dudó en alcanzar cuando con binoculares vio que eran personas que no tenían nada que hacer en un lugar tan inhóspito.

Eran dos migrantes abandonadas por el guía, que estaban a punto de la deshidratación. Tuvo que pedir apoyo a la Patrulla Fronteriza estadunidense y cuando la mujer les explicó a los agentes que “unos ángeles” las habían rescatado, uno de ellos completó la frase al afirmar que habían sido “ángeles del desierto”.

Con antecedentes de rescatista y actividades altruistas en su natal Ciudad de México –en particular durante el terremoto de 1985– a raíz de su experiencia en el desierto Larraenza Hernández decidió que la gente en el desierto necesitaba ayuda.

California, el primer objetivo, luego grupos criminales

Estados Unidos había lanzado el Operativo Guardián y con la construcción de bardas fronterizas y reforzamiento de vigilancia con agentes de la Guardia Nacional y equipo sofisticado, las rutas migrantes se desviaron a zonas montañosas y desérticas. Las muertes, desapariciones y abusos contra quienes las cruzaban se multiplicaron.

Durante los primeros años, grupos de apoyo a migrantes reclamaron que las muertes de personas por las condiciones climáticas extremas, picaduras de animales, accidentes y a manos de delincuentes se dispararon de manera exponencial.

De poco más de 100 fallecimientos por año el promedio se incrementó al doble, luego más alto y para 2011 habían reportado casi 6 mil muertes, pero el conteo ya no era solo por el Operativo Guardián, sino por homicidios a manos de grupos criminales que tomaron el control del tráfico de personas y generaron una realidad diferente.

Pura solidaridad

Los primeros miembros de Ángeles del Desierto eran unos 20 voluntarios que aceptaron integrarse por “pura solidaridad” con las personas que pedían ayuda a través de conocidos, de la propia Patrulla Fronteriza o autoridades mexicanas. Operaban con sus recursos, incluso se cooperaban para la gasolina y usaban sus vehículos para hacer recorridos por California.

La mayoría de los rescates se hacían en la zona de Yuma, por el área de Mexicali; en sus recorridos encontraban personas vivas o muertas y otras que ni habían sido buscadas, pero el movimiento migratorio los llevó hasta Arizona donde tuvieron que buscar estrategias para no tener que regresar en un solo día, pues las peticiones seguían multiplicándose.

Rafael recuerda que en ese tiempo surgieron los grupos antimigrantes y al mismo tiempo más riesgos. Ahí hay zonas nacionales, militares, reservas indias y propiedades privadas en las cuales, con el tiempo, han podido trabajar, pero en este momento lo más complicado es la búsqueda en Texas, donde predominan los predios particulares.

“La gente cruza por donde puede y si se extravía lo que provoca es que tengamos que meternos a esos lugares, porque es muy complicado saber de quiénes son las propiedades y por lo tanto no podemos pedir permiso; el problema es cuando estamos adentro de un rancho y encontramos a alguien y necesitamos a fuerza la ayuda de la Patrulla Fronteriza, el Sheriff o el médico forense; podemos hacernos acreedores a una sanción grandísima porque estamos penetrando una propiedad privada”.

Finales felices, y tragedias

Rafael y su esposa Mónica Larraenza, directores de los Ángeles del Desierto, han vivido “finales felices”, pero también muchas tragedias, cuando encuentran los restos de quienes perdieron la vida en el intento de mejorar sus condiciones de vida, o cuando por falta de resultados en un largo tiempo deben abandonar la búsqueda para atender otros reportes.

Pero también está la otra parte de la moneda, cuando encuentran a la gente que logró cruzar la frontera o en sus países de origen –aunque no siempre le informan que ya no es necesaria la búsqueda– y hasta en centros de detención o cárceles, o las rescata en las rutas de migrantes.

No faltan los riesgos ligados con la delincuencia o grupos antimigrantes.

En más de una ocasión han sido atacados o atestiguaron secuestros y extorsiones, como el caso de una mujer a quien desconocidos le advirtieron por teléfono que habían raptado a su hija y debía depositar dinero en una empresa, y que al no reunir el monto exigido simplemente le hicieron escuchar una serie de disparos y no volvió a saber de ella.

Cualquiera que sea el final, Rafael y Mónica siempre están dispuestos a apoyar. Reciben muchas peticiones de ayuda, pero poco respaldo como un avión de una plaza con dos horas de autonomía que les ha permitido hacer recurridos por el desierto, y de vez en cuando apoyo económico.

El desierto seguirá teniendo sus ángeles.

POR JULIETA MARTÍNEZ
http://jornadabc.mx

La organización Ángeles del desierto busca a inmigrantes desaparecidos en Texas

1024 576 webstation

Noticiero Univision acompañó a los “Ángeles del desierto” en operaciones de búsqueda, en el sur de Texas, para encontrar a inmigrantes desaparecidos.

Hugo Arriaza, un guatemalteco de 50 años de edad, es parte de las decenas de inmigrantes desaparecidos en el sur de Texas. Se extravió el pasado 13 de agosto y la organización “Ángeles del desierto” ha realizado intensos recorridos de búsqueda en la zona de Falfurrias para tratar de localizarlo.

Durante la jornada de búsqueda, donde Noticiero Univision estuvo presente, se realizaron recorridos aéreos sobre la extensa zona de cientos de millas cuadradas, que tiene diversas dificultades geográficas para que los voluntarios puedan accesar al terreno.

Rafael Larraenza, integrante del grupo de búsqueda, detalló que “toda el área está rodeada de ranchos que son propiedades. Otra de las dificultades que enfrentan son las distancias que existen desde California hasta Falfurrias”.

A ello, se suman las altas temperaturas que continúan sofocando el sur de Texas y la densa vegetación que impide detectar visualmente lo que hay en la superficie durante los recorridos.

De acuerdo con el alguacil del condado de Brooks, hasta el momento se han encontrado 3 4 cadáveres en lo que va del año, pero la cifra, asegura el funcionario, podría incrementarse rápidamente.

“Ahorita ya van a empezar los cazadores a entrar en las tierras privadas, empezando eso, vamos a encontrar más cuerpos”, señaló Benny Martínez, jefe de la oficina del alguacil del condado de Brooks.

Rolando Arriaza, hermano de Hugo, los acompaña durante el recorrido de búsqueda y continúa su esperanza de obtener respuestas para dar tranquilidad al resto de su familia en Pensilvania y Nueva Jersey.

“Es algo tan difícil de digerir, porque cuando no pasan las cosas uno no entiende la magnitud del daño que se puede hacer a la familia. Arriesgar la vida por un material”, dice Rolando.

www.univision.com

Ángeles del Desierto regresa a buscar indocumentados desaparecidos

670 350 webstation

Martha Iraheta vive con la angustia de pensar que posiblemente su sobrino Esaú Barahona murió en su intento de alcanzar el sueño americano y piensa que fue enterrado en una fosa común en el área de Falfurrias.

Pero su mayor angustia es no haber comprobado la identidad de la víctima que piensa podría ser su familiar de 22 años, que salió desde El Salvador para cruzar como indocumentado a Estados Unidos.

“Llegó el 29 de mayo del año pasado a McCallen y lo único que sabemos es que el 2 de julio se quedó en el camino y no volvimos a saber de él. Nos contaron que un amigo trató de ayudarlo, porque él ya no podía y gritaba pidiendo auxilio, pero el coyote le dijo que lo dejara allí o él también se quedaba”.

Según Iraheta, el traficante de personas llamó a su hermana en El Salvador para decirle que su hijo se había quedado en la carretera Falfurrias 74, un camino que en realidad no existe. Ella misma comprobó que era una ubicación falsa, pero lo que más le angustia es que en la Oficina del Sheriff del Condado de Brooks le mostraron fotografías de cadáveres recuperados y una de ellas parece ser su sobrino, incluso la ropa que llevaba puesta coincide, pero a esa persona no identificada ya la enterraron.

Por eso, para comprobar la identidad de la víctima tendrían que exhumar el cadáver, hacer muestras de ADN y esperar los resultados, lo cual les cuesta alrededor de 3,000 dólares que no tienen.

“Nosotros pedimos al estado de Texas que establezcan un banco de ADN para todos estos cuerpos que se recuperan en esa zona”, agregó.

Esaú Barahona dejó en El Salvador a su esposa y a una niña de 2 anos.

Otro caso

Alejandro García también busca a su hermano Aldo Isaac Herrera García de 22 años, con quien tuvo el último contacto el 30 de mayo del año pasado.

Aldo Isaac salió el 25 de mayo de Pachuca (Hidalgo), llegó a Reynosa y cruzó a McCallen, quiso internarse hacia Estados Unidos guiado por un coyote, pero el último contacto que tuvo su familia con él fue el 30 de mayo.

Como en el caso anterior, el traficante se comunicó con la familia y les dio una ubicación que no existe como señal del punto donde el indocumentado había quedado.

Tras 8 meses de búsqueda García tiene la esperanza de encontrar al menos los restos de su hermano, si es que ha fallecido.

Ángeles del Desierto

Rafael Hernández, fundador del grupo Ángeles del Desierto en San Diego, California, regresó con un grupo de voluntarios para internarse nuevamente en los ranchos privados por donde cruzan y se pierden los indocumentados que caminan para evadir el punto de control de la Patrulla Fronteriza.

“Son cientos los desaparecidos, la búsqueda en Texas es muy difícil por tratarse de terrenos enormes que son propiedad privada, pero tenemos que entrar a como dé lugar para ver a cuántos podemos encontrar en esa ruta”.

Hernández estuvo en Houston de donde partió de nuevo a Falfurrias Texas, para cumplir su misión.

Marina Gil
semananews.com